Este blog pretende mostrar como se pueden transformar conceptos e ideas en imágenes.
Hace más de quince años que trabajo en forma profesional como ilustrador.
Aqui se puede ver una selección de trabajos que he realizado con diferentes técnicas de representación.
Piense, alguna de estas ilustraciones puede comunicar el mensaje que usted necesita.
El que nos guía, el que conduce, el que seduce, el que contiene, el que planifica, en quien confiamos... Estas son algunas de las habilidades con las que cuentan nuestros lideres. Ninguna de estas capacidades difiere en nada con las de cualquiera, todos las tenemos. Lo que asienta lo singular es el carácter. La forma de llevar la vida de estos seres transcurre por senderos distintos a los comunes. Cuando están en compañía de otros poseen un magnetismo casi irresistible, todos queremos estar en su cercanía. La figura del líder en la historia ha mutado reiteradas veces, tantas como los contextos de las épocas. Las necesidades de la civilización hacen que algunas personas tengan la oportunidad de transformarse en lideres, tal vez de otra manera no nos hubiéramos enterado de su presencia en el mundo. Los grandes líderes del pasado fueron guerreros y conquistadores. Alejandro Magno y Julio Cesar, son dos perfectos ejemplos de estos calificativos. Griego el primero, romano el segundo, ambos lucharon tenazmente por sus significativas aspiraciones. El poder de convocatoria, convencimiento y comunicación de estos dos colosos fue tal, que llevaron a sus ejércitos a la conquista de casi todo lo que se conocía del mundo hasta ese entonces. Cristo, Buda y Mahoma han sido líderes espirituales, sus enseñanzas perduran y poseen una vigencia que trascienden los siglos. La sabiduría de aquellos mensajes siguen iluminando la fe de sus fieles seguidores. En la actualidad carecemos de esta clase distinguida de líderes, su ausencia nos pesa. Los líderes contemporáneos prefieren el brillo a la gravedad. Las apariencias mandan, lo son todo para ellos. La forma de hablar, la forma de vestir, la forma de caminar, la manera de gesticular, las personas y lugares a frecuentar, las sonrisas, los favores, cada detalle está meticulosamente estudiado de una rutina inmensa de acciones para aparentar ser lo que se debe ser, un líder para las cámaras, una fachada. Los líderes necesitan seguidores, pero antes que seguidores necesitan tener un mensaje, algo que decir, algún contenido que desarrolle en nosotros la resonancia necesaria para que sigamos su voz. Estamos abocados a tener algunos instantes de celebridad, tratamos de ser conocidos, colocamos imágenes nuestras en cualquier blog para figurar, no importa el motivo, la cuestión es ser mirados por muchos. Pareciera que somos menos personas si no pasamos por esa extraordinaria experiencia de hacernos notar. Qué clase de líderes pretendemos tener si nosotros mismos, los que queremos ser liderados, somos así. ? Los medios masivos de comunicación son implacables con su doctrina, hora tras hora trabajan para su cometido enviando el mensaje a millones de personas que en sus hogares entregan sus mentes con asombrosa pasividad. La uniformidad, ese es uno de los mensajes más potentes que pueblan los medios. Se informa sobre muchos temas, muchas veces y ninguna diferencia. La repetición, otro elemento indispensable para el adoctrinamiento feroz de nuestra sociedad. Ideas de peso, contundentes y profundas, brillan, pero por su ausencia. Debemos obligarnos a trabajar como sociedad para modificar este pobre escenario. Las generaciones venideras necesitan de todo nuestro esfuerzo para redescubrir las capacidades de liderazgo, que siempre han existido, pero que ahora se encuentran tapadas bajo innumerables capas de insensatez. Encontrar sentido en lo que ocurre, para explicar con sencillez, visualizar el futuro, para descifrar oportunidades en los problemas, relacionarse bien, para establecer vínculos sólidos con otras personas, capacidades todas de los grandes líderes de siempre. Ese líder seduce, conduce, planifica, contiene, es aquel en quien confiamos. Ese líder... somos nosotros.
El gran líder
ResponderEliminarEl que nos guía, el que conduce, el que seduce, el que contiene, el que planifica, en quien confiamos...
Estas son algunas de las habilidades con las que cuentan nuestros lideres. Ninguna de estas capacidades difiere en nada con las de cualquiera, todos las tenemos. Lo que asienta lo singular es el carácter.
La forma de llevar la vida de estos seres transcurre por senderos distintos a los comunes. Cuando están en compañía de otros poseen un magnetismo casi irresistible, todos queremos estar en su cercanía.
La figura del líder en la historia ha mutado reiteradas veces, tantas como los contextos de las épocas.
Las necesidades de la civilización hacen que algunas personas tengan la oportunidad de transformarse en lideres, tal vez de otra manera no nos hubiéramos enterado de su presencia en el mundo.
Los grandes líderes del pasado fueron guerreros y conquistadores. Alejandro Magno y Julio Cesar, son dos perfectos ejemplos de estos calificativos. Griego el primero, romano el segundo, ambos lucharon tenazmente por sus significativas aspiraciones. El poder de convocatoria, convencimiento y comunicación de estos dos colosos fue tal, que llevaron a sus ejércitos a la conquista de casi todo lo que se conocía del mundo hasta ese entonces.
Cristo, Buda y Mahoma han sido líderes espirituales, sus enseñanzas perduran y poseen una vigencia que trascienden los siglos. La sabiduría de aquellos mensajes siguen iluminando la fe de sus fieles seguidores.
En la actualidad carecemos de esta clase distinguida de líderes, su ausencia nos pesa. Los líderes contemporáneos prefieren el brillo a la gravedad.
Las apariencias mandan, lo son todo para ellos. La forma de hablar, la forma de vestir, la forma de caminar, la manera de gesticular, las personas y lugares a frecuentar, las sonrisas, los favores, cada detalle está meticulosamente estudiado de una rutina inmensa de acciones para aparentar ser lo que se debe ser, un líder para las cámaras, una fachada.
Los líderes necesitan seguidores, pero antes que seguidores necesitan tener un mensaje, algo que decir, algún contenido que desarrolle en nosotros la resonancia necesaria para que sigamos su voz.
Estamos abocados a tener algunos instantes de celebridad, tratamos de ser conocidos, colocamos imágenes nuestras en cualquier blog para figurar, no importa el motivo, la cuestión es ser mirados por muchos.
Pareciera que somos menos personas si no pasamos por esa extraordinaria experiencia de hacernos notar.
Qué clase de líderes pretendemos tener si nosotros mismos, los que queremos ser liderados, somos así. ?
Los medios masivos de comunicación son implacables con su doctrina, hora tras hora trabajan para su cometido enviando el mensaje a millones de personas que en sus hogares entregan sus mentes con asombrosa pasividad.
La uniformidad, ese es uno de los mensajes más potentes que pueblan los medios. Se informa sobre muchos temas, muchas veces y ninguna diferencia.
La repetición, otro elemento indispensable para el adoctrinamiento feroz de nuestra sociedad.
Ideas de peso, contundentes y profundas, brillan, pero por su ausencia.
Debemos obligarnos a trabajar como sociedad para modificar este pobre escenario.
Las generaciones venideras necesitan de todo nuestro esfuerzo para redescubrir las capacidades de liderazgo, que siempre han existido, pero que ahora se encuentran tapadas bajo innumerables capas de insensatez.
Encontrar sentido en lo que ocurre, para explicar con sencillez, visualizar el futuro, para descifrar oportunidades en los problemas, relacionarse bien, para establecer vínculos sólidos con otras personas, capacidades todas de los grandes líderes de siempre.
Ese líder seduce, conduce, planifica, contiene, es aquel en quien confiamos.
Ese líder... somos nosotros.