viernes, 30 de julio de 2010

A UN CLIK DE TODO

1 comentario:

  1. A un clic de todo

    En esta imagen dos mundos se unen en ese instante. La mano proviene del mundo natural, esa pantalla y todo su contenido, de otro mundo, el artificial.
    Esa mano se acerca para tocar la pantalla de una PC, dentro de ese marco se vislumbra de forma difusa una tecla que dice enter...
    Pareciera que es la tecla la que induce a la mano a entrar en ese otro paisaje, pero sabemos que no es así. Es la voluntad del hombre la que desea tocar su obra.
    La humanidad siempre ha creado herramientas para controlar su entorno, para dominarlo y para sacar provecho de este. Ese contexto es la tierra, nuestro mundo, en el que vivimos todos los días los habitantes de este planeta.
    En ese sentido hemos avanzado unos cuantos pasos, la tecnología actual nos ha permitido sentirnos menos indefensos ante el afuera, pero debemos aceptar que al ser parte de la naturaleza no podemos estar por encima de ella. Ese es nuestro destino y no tenemos acceso a modificarlo. No es posible controlar todo.
    El afán de poder controlar del hombre ha dado sobradas muestras a lo largo de toda la historia, pero casi todos los intentos han sido fallidos a escala planetaria...
    La televisión y la PC dotan al hombre de ese poder absoluto... Allí todo puede ser controlado al instante. En estos mundos se está a un clic de todo.
    Tomemos como referencia una época emblemática como El Renacimiento. En aquel momento las personas comunes tenían acceso a no más de veinte acontecimientos o noticias en el ámbito mundial en toda su existencia. Lo poco que podían controlar sucedía en su entorno inmediato.
    Hoy en día, todas las mañanas, cualquier persona que tenga una TV o una PC, se encuentra sin siquiera quererlo con esa información, cada día de su vida.
    La televisión abrió el camino. Con las mejores intenciones prometió información y entretenimiento para todos. Varias décadas después la PC irrumpía con una fuerza arrolladora en la escena mundial, con las mismas buenas intenciones...
    El poder de una tecla es, en este momento, casi infinito. Podemos prender, apagar, copiar, pegar, agregar, borrar, suprimir, cortar, guardar, deshacer, seleccionar, reemplazar, repetir, buscar, ver, insertar, configurar, dividir, organizar, clonar, ir a...
    Todas estas son acciones que en el mundo real requieren un esfuerzo, tal vez alguna reflexión y posiblemente un compromiso. Así ha ocurrido desde que formamos parte de la civilización. En el mundo virtual no... Allí podemos ser impunemente irresponsables debido a que estamos resguardados por un falso seudónimo, allí somos dueños y hacedores de nuestro propio mundo, allí mandamos, decidimos que si y que no, lo que nos gusta y lo que no, cambiamos instantáneamente a voluntad todo nuestro entorno...
    En que clase de personas nos convierte tener en nuestras manos estas ilimitadas posibilidades... ?
    Esta es la parte oscura que todo avance conlleva. Falta de compromiso, poca reflexión y casi ningún esfuerzo son características de esta sociedad, con una especial mención en la juventud que le toca padecer desde su infancia con estos supuestos beneficios.
    Facilidad y acceso irrestricto a infinidad de contenidos sin contenido alguno son varios de los peligros ya registrados de este panorama.
    Estos rasgos hablan de personas menos tolerantes, menos solidarias y aunque parezca paradójico, menos comunicativas ( teniendo en cuenta que estamos en la era de las comunicaciones ).
    Todos nos encerramos un rato en nuestro mundo virtual para controlarlo todo. Esto sin duda nos aleja más de quienes somos, personas humanas reales con miedo de relacionarnos con semejantes que, seguramente, padecen esos mismos miedos nuestros.
    Los escudos virtuales no nos fortalecen, muy por el contrario nos debilitan.
    Las soluciones que necesitamos no debemos buscarlas en ese ( otro ) mundo exterior porque se alojan en nuestro interior.
    Estas líneas parecen estar teñidas de una cierta cuota de pesimismo, pero no se debe interpretar así puesto que estamos... a un clic de todo.

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